miércoles, 5 de noviembre de 2014

14. El Omphalos, lo último en cabinas telefónicas



14. El Omphalos, lo último en cabinas telefónicas



Se instaló en la Cresta (Fortaleza) de Zafón (Baalbek) un Omphalos «un aparato que emite palabras», una «piedra que susurra», una unidad de comunicación algo mejor que un móvil 5G. Respecto a esa Piedra que susurra está escrito:

“El cielo con La Tierra ella hace conversar,
los mares con los planetas”.

Hay una descripción de ese aparato (aunque de Heliópolis en Egipto) hecha por Herodoto. Herodoto describe que estaba formado por dos pilares: “Uno de puro oro y el otro de esmeralda, brillando con gran fulgor en la noche”. Esos sagrados «Pilares de los Dioses» o «Piedras de los Dioses» también aparecen en monedas fenicias. La descripción de Herodoto nos suministra la información de que las piedras estaban interrelacionadas, siendo una de oro, el metal que es el mejor conductor de electricidad y la otra de esmeralda, una piedra preciosa actualmente usada en las comunicaciones por láser, la cual cuando emite un rayo de alta potencia emana una radiación verdosa. De una esmeralda y piedras preciosas cimentadas juntas dice el historiador romano Quinto Curcio.


El Omphalos, literalmente “ombligo” era el aparato que se utilizaba en los centros de oráculos para la comunicación directa de los humanos con los nefilim. Fue en su momento el aparato que los nefilim usaban para comunicarse.





El más antiguo centro de oráculo de Grecia, quedaba en Dodoma, un lugar en las montañas a noroeste del país cerca de la actual frontera con Albania. En cuanto a su fundación, se afirmaba que “dos palomas negras salieron volando de la Tebas” (Egipto)”, una se posó en Siwa (desierto libio de Egipto) y la otra en Dodoma (Caônia griega). A bordo de esas palomitas irían los Omphalos, o lo necesario para su fabricación y en cada uno de estos lugares se estableció un oráculo, el de Zeus para los griegos y el de Amón para los egipcios. El poeta griego Noveno, describió los dos santuarios como gemelos y afirmó que ellos se comunicaban entre sí oralmente.




“¡He ahí la recién encontrada voz de respuesta del Zeus libio!

Las arenas sedientas un mensaje oracular.

Envían a la paloma de Quapóia [Dodoma].”




Griffith al hablar del Omphalos de Nubia, lo hace también gemelo de otro oraculo griego. Dice “era exactamente al del oráculo de Delfos”. Éste llegó a ser el más famoso de Grecia. Estaba situado en una plataforma similar a la de Baalbek, pero menor; en un rincón de la montaña abierto a un valle del Mediterráneo. Cuando los nefilim se fueron de allí el Omphalos fue trasladado a una cámara subterránea, el lugar fue ocupado por sacerdotisas que planteaban las preguntas de reyes y héroes al Omphalos. Este aparato contestaba con voces que repetían las sacerdotisas. Sus palabras resultaban enigmáticas. Las guerras, invasiones acabaron por hacer desaparecer el aparato de comunicación de los nefilim pero se conserva una replica en piedra hecha en época romana. Otra replica, más simple se colocó en el primitivo lugar del oráculo de Delfos .




El origen de lo que terminó siendo el oráculo de Delfos tuvo lugar a principios del segundo milenio antes de Cristo. Nabu encontró refugio en Delfos durante sus batallas aéreas con Nergal, cuando se posó en un área adecuado para la instalación de la base aérea de sus "águilas". Construyó la plataforma, sus instalaciones y allí colocó su transmisor, el Omphalos (que eran dos piezas cónicas con una base común).

El término Nabu relacionado con otro término similar en sumerio, significa «piedra clara y brillante que esclarece». En las lenguas semitas dió lugar a naboh que significa «predecir» y nabih significa «profeta». Muchos términos europeos para esas piedras de oráculo, en inglés, alemán, etc. incluso en español naipe-relacionado con tarot, adivinación- se originan del sánscrito nabh, que significa «emanar con fuerza».




En las múltiples plataformas (muchas de ellas menores) de aterrizaje que se fueron construyendo en nuestro planeta se instalaba este centro de comunicaciones “las piedras que susurran”. Bajo la plataforma para las águilas había pasillos subterráneos, salas, espesos muros.

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