lunes, 3 de noviembre de 2014

10. Sobre la base de Baalbek



10. Sobre los bases aeroespaciales


En esta zona del planeta los nefilim contaban con las instalaciones aeroespaciales del Sinaí (el espacio-puerto de Tilmun), las instalaciones de Baalbek y las de Heliópolis en Egipto, conocida como la Beth-Shemesh del sur, u On en la Biblia, que llama Beth-Shemesh del norte a Baalbek (Beth-Shemesh significa casa de Shamash). Jeremias dice que On es la casa de los dioses de Egipto, el lugar de los “obeliscos”.

Desde Tilmun se realizaban los grandes lanzamientos desde el Duat (“la escalera al cielo”). Era una base para los movimientos de mayor envergadura. Allí se utilizaban los Gir, vehículos o cohetes para esos movimientos mayúsculos. El módulo de mando del Gir (o sea el Ben Ben) estaba en la parte superior y podía separarse del resto convirtiéndose en un Mu.

Desde la Montaña de los Cedros en el Líbano (el Lugar de Aterrizaje, o Encrucijada de Ishtar) se realizaban los lanzamientos o movimientos menores, para los vuelos terrestres. Allí se utilizaban los Mu, “cámaras celestiales”, actualmente llamados Ovnis. Ejemplos de Mu son: el Mu que presenció Jacob, el de Ezequiel, el de Elías, etc.

Gilgamesh estuvo muy cerca de entrar en la Encrucijada de Ishtar, pero su orgullo herido por Gilgamesh lo impidió. Siglos más tarde, un rey de Tiro lo consiguió, según el Viejo Testamento (Capítulo 28 del Libro de Ezequiel), pues tanto los fenicios como sus vecinos del sur, los hebreos conocían el lugar y su relación con los nefilim. Tiro era una ciudad-Estado en la costa de Líbano, a poca distancia al suroeste de la Montaña de los Cedros. Los nefilim le permitieron visitar la Montaña de los cedros. No solamente obtuvo el permiso para visitar el lugar sino también fue llevado a volar en las «piedras flamantes». Su arrogancia le hizo decir: «soy un dios, en la Morada de la Deidad me senté, en medio de las aguas». Ezequiel relaciona esa arrogancia, con su muerte en manos de extraños.

Salvo unas pequeñas zonas de Chipre, sólo existe una única región con ese tipo de árbol en todo el Oriente Medio: las montañas de Líbano. Esos magníficos cedros, que llegan a alcanzar una altura de 46 metros, fueron muy valorados por los pueblos de esta zona de Oriente, por supuesto en la Biblia. Los cedros de Líbano eran reservados para la construcción y decoración de los templos. El hombre no fue capaz de cultivar esos árboles. En la Biblia se habla de un rey de Babilonia (quizá Babilonia como símbolo, no como la auténtica Babilonia), cuenta que «Él vino a Líbano y cogió la más alta rama del cedro», retirando de él la mejor semilla, que «plantó en un campo fértil, junto a grandes aguas». Pero lo que creció no fue un cedro, sino un árbol pequeño semejante a un sauce, «una trepadera de baja estatura». El Viejo Testamento relata que él «cargó una pequeña rama para un país de comercio» y plantó la semilla «en una ciudad de mercaderes», sin duda alguna de las ciudades de la costa mediterránea desde Anatolia, quizá Líbano, hasta el sur de Palestina, probablemente Tiro, o Sidón.

Enlil conocía el secreto del origen del cedro:

Así dijo el Dios Yahveh:
De la cresta del cedro, de las ramas más altas, un brote blando cogeré;
Yo lo plantaré en una alta y ardua montaña…
Y él pondrá ramas y generará frutos, y se hará un poderoso cedro.

El cedro es un árbol que crecía en el «Jardín de los Dioses», donde ningún árbol se igualaba a él, que era «la envidia de todos los árboles que existían en el Edén, el jardín de los dioses». El término hebraico Gan (pomar, jardín), transmite el sentido de una área guardada y restringida. Enlil trajo los cedros al Líbano para cubrir el área restringida.

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